¡Aterrizando en EEUU!
Si los desayunos británicos fueron contundentes, ver el tipo de comida y la cantidad que había en el desayuno americano era algo de otro mundo.
Con Andrés flipando porque no mostrábamos signos de jet-lag, empezamos el día a las 7:45 bajando el desayuno caminando hacia Harvard (y sembrando el caos mientras al cortar el paso a los ciclistas). La tienda oficial de Harvard nos esperaba para demostrar que somos becarios que cabalgamos el dólar. Y eso demostramos, haciendo temblar de pánico a nuestras carteras. Una vez habíamos comprado todo, nos encontramos con Oscar, quien nos enseñó el campus, y nos contó sobre su interesante trabajo en computación cuántica. También nos enseñó la facultad de derecho (allí a los ingenieros nos entró urticaria). Tras eso viajamos al centro de Boston en un Uber (agradeciendo el frío gélido del coche, porque hacia un bochorno del copón). En Solaria Labs nos enseñaros como una empresa de seguros ha de reinvertarse e innovar en un mundo cambiante como el actual. Eso si, necesitamos de un topo y la ayuda de Andrés para que el ponente, Jake (o Jacobo como nos dijo él), se abriera y nos contase su background (marine, ingeniero y concejal del ayuntamiento), y que era el manager de Solaria.
Tras esto, cogimos el metro hasta el MIT, donde comimos en un mejicano que dio mucho de qué hablar (y sentir). De nuevo, volvimos a fomentar la economía del país gastándonos los dólares comprando en la tienda oficial del MIT. A las 15:30 nos reunimos con varias decenas de emprendedores y miembros de empresas que buscan innovar en sus empresas y encontrar talento en otros. Fue un seminario muy interesante, en el que nos empapamos de conocimiento y nos hizo reflexionar sobre nuestro futuro y los campos a los que queremos dedicarnos.
Tras hacernos una foto que nos hacía mucha ilusión frente a la fachada del MIT, cenamos en un restaurante con antiguos becarios de la Fundación Rafael del Pino, con los que mantuvimos una agradable conversación sobre nuestro futuro, nos contaron cómo había sido su vida gracias a la beca, y nos aconsejaron para poder ser jóvenes con éxito, innovadores y con ganas de aprender siempre.
A las 23:00, terminamos en un pub en el que tomar unas copas y poder seguir hablando con aquellos que nos precedieron, aunque algunos nos recibimos pronto, cansados del gran día pero muy agradecidos por todo lo aprendido, y de lo que tocará reflexionar una vez volvamos del viaje.
Alejandro Baides, Movers by FUE 6ª edición